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Cambio climático e incendios, el binomio de la catástrofe

Tras lo vivido recientemente en Gran Canaria y ahora mismo en Galicia, Asturias y Portugal, cada día se hace más patente la relación entre Cambio Climático e incendios. Es cierto que el 95% de los incendios forestales tiene su origen en causas intencionadas o negligencias: el hombre, pero a ello hay que añadirle esta acción deliberada del hombre se ve agravada con el cambio climático y las condiciones meteorológicas adversas.

Cambio climático e incendios, dos factores que agravan la acción del hombre

Como comenzábamos este artículo, la mayoría de los incendios en nuestro país son provocados por la acción del hombre, pero el calentamiento global y el cambio climático (acción del hombre también, al fin y al cabo) están estimulando que los grandes incendios sean cada vez más graves y frecuentes. Y, además, en épocas del año en los que no solían darse, como estamos viendo este septiembre y octubre.

El cóctel explosivo lo componen muchos factores, pasando por el abandono del monte, el caos de las políticas territoriales, el cambio climático y el viento, entre otros.

Los expertos ya apuntan claramente a esa relación entre el cambio climático y el incremento de los fenómenos extremos. De hecho, la Agencia Europea del Medio Ambiente, en un informe de principios de este año, fijó 17 impactos del cambio climático —que ya están ocurriendo o que van a ocurrir— para la región mediterránea, que incluye la península ibérica. La zona sur del continente, avisaba el documento, es la más expuesta a las consecuencias negativas del calentamiento global. Entre esos 17 impactos figura la “disminución en las precipitaciones“, el aumento de incendios y de “la competenciapor el agua, el “gran” incremento de los “extremos de calor” y de “la demanda de energía para refrigeración“. Es decir, un calco de lo que está sufriendo España ahora mismo.

Las olas de calor, sequía y viento, tragedia asegurada

Con el cambio climático estamos viviendo mayor cantidad de olas de calor sahariano, que se combinan con poca humedad y temperaturas altas en las zonas de la superficie. Estas condiciones provocan que la biomasa de combustible muerta (rastrojos y pinocha) arda con facilidad.

En España, entre 1996 y 2005, estos GIF (Grandes Incendios Forestales superiores a 500 hectáreas) abrasaron de media 1.375 hectáreas por siniestro. En la siguiente década, esa media se colocó en 1.774 hectáreas, según las estadísticas del Ministerio de Medio Ambiente.

Básicamente, esto fue lo que vivimos en el incendio de Gran Canaria, un “tsunami de fuego” con un viento, que superaba los 25 kilómetros por hora, y un calor inusual para esta época del año. Quemó entre 2.700 y 2.800 hectáreas de pino y monte bajo, mil de ellas en las primeras cuatro horas, lo que demuestra la virulencia del fuego.

La falta de agua es fundamental

A más periodos de sequía, más riesgos para que haya grandes incendios que, además, pueden ocurrir en cualquier momento del año y favorecen la extensión de las llamas por miles de hectáreas de masas forestales.

Por otro lado, los estudios indican que va a llover de forma distinta, que están cambiando los patrones de lluvia. Lloverá lo mismo pero concentrado en menos días. Y el problema es que nuestro sistema de embalses se diseñó para un patrón que ahora está cambiando.

*Observaciones de Juan A. Añel, doctor en Ciencias Físicas e investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Vigo.

La energía también es clave en los incendios

Es un círculo vicioso. Como hay menos agua embalsada, se emplean menos los pantanos para generar electricidad. Y se tira más del carbón y el gas, que, además de encarecer el recibo de la luz, emiten más gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático según el consenso científico.

Solo en los cinco primeros meses del año el sector eléctrico emitió 27 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, según los datos de Red Eléctrica de España. Se trata de un 50% más que en el mismo periodo del año anterior.

A la conocida “regla del 30” que usaban los expertos para analizar las causas de los incendios, consistente en una temperatura ambiente igual o superior a los 30 grados, rachas de viento del orden o superiores a 30 kilómetros por hora y una humedad relativa del aire inferior al 30%, sigue teniendo un peso importante en la propagación del fuego, pero las causas medulares de que cada vez haya incendios más ingobernables hay que buscarlas más allá de la meteorología.

El cambio climático ya está aquí en forma de incendios.

FUENTE: elpais.comeldiario.es y elconfidencial.com

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