Cada año, asistimos a un nuevo aumento de la temperatura del planeta, aumentan los desastres naturales, se intensifican las lluvias en ciertas épocas y el nivel del mar crece poco a poco. Aunque algunos se empeñen en negarlo, seguro que tú también lo estás notando. Por esto y por muchas más cuestiones que vamos a ir analizando, la resiliencia del territorio es una necesidad para Canarias a la hora de afrontar el cambio climático.

El calentamiento global es una realidad en Canarias

Como afirma el profesor del Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de Universidad de La Laguna (ULL), Pedro Dorta, “el calentamiento global es una realidad en Canarias”, hecho contrastado científicamente por varias publicaciones especializadas. Esto conlleva un aumento de las temperaturas, sobre todo, por las noches, y  la reducción de lluvias, mientras crece su intensidad. “Tenemos ejemplos recientes, como Telde hace unos meses o Santa Cruz de Tenerife, en octubre de 2014 y en marzo de 2002”, asevera.

Foto: Tormenta Delta en Tenerife. Fuente: ambigrameando.blogspot.com.es

En los últimos 20 años los desastres, sobre todo naturales, han afectado a 4.4 billones de personas, causando al mismo tiempo 2 trillones de dólares en daños y ocasionando que 1.3 millones de personas hayan perdido su vida en los mismos. Los desastres han afectado a la gente de países desarrollados y en vías de desarrollo y, principalmente, a las comunidades más vulnerables dentro de los mismos.

¿En qué puede afectar el calentamiento global a Canarias?

El calentamiento global puede incidir en el sector y en los flujos turísticos, sobre todo, amenazas por la falta de disponibilidad de agua, el aumento de fenómenos meteorológicos extremos o el incremento de las temperaturas en verano.

Esa subida del termómetro podría suponer  un aumento para Canarias entre 2 y 4ºC en verano y entre 1 y 2ºC para el invierno, según la proyección de cambio de temperatura que realiza el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) para la mitad de este siglo.

Si se llega a producir, un fenómeno climático cuya frecuencia se prevé que aumente es el de la calima o polvo en suspensión. Las calimas serán más abundantes porque se incrementará la intensidad de los alisios debido al calentamiento del mar. Además, la mayor desertización del Sahel africano generará más polvo.

El Delta o la riada en Telde

Hemos podido ver cómo ha aumentado la concentración de la precipitaciones en una época determinada, lo que significa que llueve de manera más intensa en periodos de tiempo más cortos, hecho que puede representar un peligro muy importante. Además, suelen venir acompañadas de tormentas tropicales de gran envergadura, como fue en su día el Delta. Este fenómeno provocó cierre de aeropuertos, puertos, carreteras y colegios; colisiones y hundimientos de barcos; cuantiosos daños en edificios, viviendas, mobiliario urbano, enseres y explotaciones agrarias; graves afecciones en la telefonía fija y móvil, en el abastecimiento de agua y en el suministro eléctrico e importantes daños medioambientales. Dejó a más de 400.000 abonados sin electricidad, solo en Tenerife.

Más reciente es el caso de la riada de Telde, en 2015. Las lluvias torrenciales que cayeron ocasionaron destrozos valorados en 21,4 millones de euros.

Y no nos olvidemos de la subida del nivel del mar. Gran parte del Puerto de La Luz, la Playa de Las Canteras, todo el frente marítimo de Santa Cruz de Tenerife o las dunas de Maspalomas y Corralejo podrían quedar cubiertas por el mar en 2100 si el proceso de calentamiento global hace subir las temperaturas 4 grados.

La revista científica “Proceedings”, de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, publicó en 2015 un estudio que analiza cuáles pueden ser las consecuencias en todo el planeta del cambio climático si no se frena el calentamiento global, demostrando que cerca de 130 millones de personas viven en zonas de riesgo.

Para evitar que ocurra todo esto, aparece el concepto de resiliencia del territorio.

¿Qué es la resiliencia de los territorios?

En el mundo de la psicología “resilencia es la capacidad de adaptación de las personas frente a todas estas trabas, compensando lo negativo que nos pueda ocurrir con una actitud positiva y optimista que nos ayude a sobrellevarlo”. Potenciar este rasgo de la personalidad nos lleva a tener más entereza y sobreponernos a los adversidades.

La resiliencia del territorio o la capacidad de recomponerse

Esto mismo es lo que supone para las regiones y ciudades. Los territorios y su población se ven sometidos a catástrofes naturales o al deterioro originado por las situaciones económicas.

En este caso, la resiliencia del territorio es la capacidad de una comunidad para recomponerse después del impacto de un evento natural o antropogénico de rango extraordinario.

La resiliencia del territorio se plantea como concepto con una importante componente social que va mucho más allá de la visión clásica de una gestión de riesgos basada sólo en medidas estructurales, medidas que se ha demostrado que no han resuelto los principales problemas planteados en este campo. Es dar respuesta a desastres naturales y al cambio climático, y adaptarnos de forma coherente al medio y superar las dificultades que el mundo nos impone.

Foto: Sotavento. Fuente: climatique.birdingcanarias.com

Según Rob Hopkins, fundador del Movimiento de los Pueblos en Transición, el concepto de resiliencia es más útil que el concepto de sostenibilidad, puesto que la definición de sostenibilidad en sí, no da indicaciones de cómo alcanzarla ni qué características deba tener una sociedad que se defina a sí misma como tal. El concepto de resiliencia, en cambio, nos puede ser muy útil para construir unos indicadores de sostenibilidad más claros y pragmáticos.

El crecimiento de las ciudades no ha tenido en cuenta el cambio climático

En el actual contexto de crecimiento sostenido de la población urbana, los riesgos urbanos asociados a los desastres tampoco han parado de crecer. En este sentido, la vulnerabilidad de las ciudades se incrementa y especialmente en las zonas marginales. Al mismo tiempo, la planificación, desarrollo y expansión de las ciudades muy pocas veces ha tenido en cuenta las amenazas que representan los fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes en todas las latitudes y sus importantes riesgos e impacto asociados.

Foto: Las Palmas de Gran Canaria. Fuente: efe.es

La incorporación de esta realidad a los procesos de planificación y el desarrollo de las ciudades así como una activa participación de toda la comunidad, entre otras cosas, son algunos de los elementos claves para cualquier territorio que desee trabajar por una sociedad y unas comunidades más seguras y resilientes, a partir de una metodología altamente participativa y un uso inteligente de la tecnología, la innovación y la experiencia de otras regiones.

Estrategia Canarias Resiliente Horizonte 2020 

Para lograr que, ante los desastres, los pueblos y ciudades de Canarias tengan capacidad de resiliencia del territorio, es decir, que las urbes del archipiélago puedan estar mejor preparadas, aumenten su capacidad de respuesta y recuperación y aprendan de las experiencias adquiridas, nació Estrategia Canarias Resiliente Horizonte 2020 (Esta iniciativa se encuadra en el marco de acción Hyogo 2005-2015, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de los Desastres).

Canarias, singularidad ultraperiférica

Se trata de un programa para lograr un mecanismo que facilite el entendimiento de los logros, vacíos y retos para la implantación de acciones orientadas a la reducción de riesgo de desastres. Canarias, por su singularidad de región ultraperiférica, se puede ver amenazada por cualquier factor, pero de baja intensidad, por lo que la resiliencia del territorio tiene un papel fundamental como única y mejor manera de superviviencia y avance.

Los grandes modelos climatológicos predicen toda una serie de cambios que pueden afectar el futuro clima, entre otros, un aumento medio, a finales del siglo XXI, de la temperatura de la superficie de la Tierra entre 1,4 y 5,8 ºC; y una elevación del nivel del mar entre 0,09 y los 0,88 m respecto al nivel del año 1990, a finales de la centuria.

Es esencial que todas las administraciones trabajen juntas y de manera transversal, haciendo partícipes a los representantes sociales en la elaboración y ejecución de estrategias para la reducción del riesgo de desastres y lograr unos territorios insulares seguros y resilientes.

Foto: Telde. Fuente: elmundo.es

Hay que identificar, evaluar y vigilar los riesgos de desastre y potenciar la alerta temprana; utilizar los conocimientos, las innovaciones y la educación para crear una cultura de  seguridad y de resiliencia del territorio en todo nivel; reducir los factores de riesgo subyacentes y ,por último, fortalecer la preparación para casos de desastre a fin de asegurar una respuesta eficaz.

¿Crees en el cambio climático? En Canarias, ¿estamos suficientemente preparados para adaptarnos a estas adversidades?

FUENTE:

La información fluye desde permacultura-es.org, careclimatechange.org, undp.org y ull.es