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Ámsterdam convierte los chicles de sus calles en calzado

Ámsterdam quiere acabar de una vez por todas con los chicles y, para ello, ha fundado Gumbudy, una organización que se dedica a instalar tableros con la representación de un mapa del mundo en ciudades holandesas para que la gente pegue los chicles en ellas y convertirlos en calzado.

Ámsterdam pone paneles contra los chicles

Todos hemos ido paseando por las calles de nuestra ciudad y hemos pisado alguna vez un chicle, con el consiguiente enfado. Para acabar con este problema que, solo 2010, supuso un gasto de 500.000 euros en limpiar chicles de acercas y asfalto para los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Barcelona, es decir, que el coste de limpieza de estos es cuatro veces superior a los que cuesta un chicle en la tienda, Ámsterdam ha decidido colocar tableros en puntos estratégicos -centros comerciales, estaciones de trenes y autobuses- en los que se invita a la gente a pegar ahí sus chicles.

¿Sabías que por cada goma de mascar que arrojadas se generan hasta 70 mil bacterias y hongos?

La idea ha tenido tan buena recepción en Ámsterdam que se ha expandido a Róterdam y a otras pequeñas localidades rusas.

El siguiente paso: convertirlos en zapatillas

201807 msterdam convierte los chicles de sus calles en calzado

La metamorfosis del chicle recogido de calles pasó a ser parte de unas zapatillas. Diseño clásico, color rosa, pero, los más importante es que es una suela elaborada en un 20 por ciento con goma de mascar proveniente de alguna de las calles de Ámsterdam.

De acuerdo con cifras oficiales de Ámsterdam, “cada año se recogen cerca de 3.3 millones de libras de goma de mascar del pavimento. Con 2.2 libras, lo que es casi un quilo, se pueden hacer las suelas para cuatro pares de zapatos”.

A esta playera/tenis o como quieran llamarla se la conoce popularmente como “Gumshoe” y, siguiendo la estética de la fundación local, tiene un mapa de Ámsterdam en la suela.

Un chicle tarda en biodegradarse entre 20 y 25 años. Así lo indican en el spot publicitario de la marca de deportivas, que quieren convertirse en el símbolo de una nueva generación que prima la cura del medioambiente por encima de todo.

“Como otra gran ciudad, Ámsterdam tiene un problema con los chicles. Es el segundo gran problema más común después de los cigarros”, asegura Marijn Bosman, City Councillor Sustainability.

Fuente: lavanguardia.com y excelsior.com.mx

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