Llega el verano y con él los paseos por la costa y por el campo, poniéndose de moda la “construcción” de montículos de piedras en cualquier lugar sin pensar en las consecuencias que pueden derivarse.
Muchos pueden pensar que es una actividad de recreo e incluso en Canarias se realizan excursiones y actividades destinadas a “crear arte” a través del amontonamiento de piedras, sin embargo, estas creaciones improvisadas pueden suponer un riesgo y un daño importante para el ecosistema.
Fuente: www.laopinion.es
Cuando movemos rocas en espacios naturales estas pueden contener insectos o huevos de los mismos.
Esta cuestión ha sido denunciada por la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN), organización que ha alertado de los peligros que esta moda puede conllevar para el medioambiente y, también, para la seguridad de las personas. En una reciente entrevista a Diario de Avisos, el presidente del colectivo ecologista, Eustaquio Villalba, explicaba que esta actividad provoca una modificación del entorno natural que, “además supone un peligro”.
Villalba argumenta que estos montículos pueden ocasionar accidentes para los usuarios que transitan por los senderos. Los visitantes pueden perderse, confunden caminos, etc.
“El turista cuando llega a un sitio quiere ver un paraje natural, sin que esté alterado ni manipulado”, asevera.
Con respecto al ecosistema, el movimiento de estas rocas puede dañar el hábitat de los insectos, la microfauna del lugar, que tienen que buscar otro refugio, lo que se agrava si se tiene en cuenta que muchos de ellos son especies endémicas de las Islas, como sucede en el Parque Nacional del Teide. Además de ello, estos amontonamientos dañan el paisaje y alteran el suelo geológico.
Playa de la Caleta, Tenerife. Fuente: www.viajarsinbillete.com
Se alteran suelos y morfologías a escala muy local, pero su continuada modificación a base de retirar y amontonar piedras ocasiona impactos por pérdida de suelo y generación de microerosiones, especialmente agravadas en los períodos de viento y de lluvia.
El portavoz de ATAN afirma que en el caso del Teide también se ha apreciado la presencia de estas figuras y otras similares realizadas por algunos participantes de determinados eventos deportivos que se realizan en la zona.
Es moda de procedencia asiática y que suele atribuirse a la buena suerte, que se ha ido extendido por Canarias y Baleares con zonas que parecen auténticos parques temáticos de acumulaciones de piedrecitas. Inicialmente se han usado como marcador de un camino y posteriormente relacionados con las religiones, la cultura e incluso de indicativo de lugar de oración. Ahora, hay lugares que albergan paisajes semidesérticos donde apenas queda espacio entre montón y montón.
Otros destinos como Grecia, Escandinavia, América de Norte y del Sur también tienen este tipo de estructuras que en algunos casos se llaman coloquialmente Mojones o Apacheta.
Es cierto que incita a ser copiada, por la que una de las soluciones estaría en tirar las que nos encontremos para que no se reproduzcan.
Ser más estrictos en las multas sería otra de las soluciones porque hoy en día y, como marca la ley, si la sanción es administrativa a un visitante extranjero no llega a ser ejecutada.
La información llegó fluyendo desde: diariodeavisos.elespanol.com, diariodeibiza.es, lavanguardia.com
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[…] hecho de cambiar piedras de lugar. ¿Te acuerdas de lo que te comentamos sobre la moda de los montículos de piedras? Esto es bastante […]