Hoy entrevistamos en “La Universidad Fluye” a Abel López, geógrafo especialista en Riesgos. Miembro de la Cátedra Universitaria, Reducción del Riesgo de Desastres. Ciudades Resilientes de la ULL. Vicepresidente de Geógrafos Canarias. Experto en planificación y gestión de riesgos naturales. Con él hablamos de los retos a los que se enfrenta Canarias por los efectos del cambio climático.
Realmente deberíamos plantearnos de sí estamos preparados para las condiciones climáticas actuales, este debería ser el primer paso y punto de partida para adaptarnos a las condiciones climáticas futuras derivadas del cambio climático. Si hablamos de Canarias, aún falta mucho para poder afirmar que estamos preparados para las previsibles consecuencias del cambio climático, no obstante, en los últimos años se aprecia un cambio de tendencia en el interés de la Administración para el impulso de determinadas acciones fundamentalmente para mitigar los efectos del cambio climático.
Aquí es donde debe jugar un papel vertebrador el reciente Observatorio Canario para el Cambio Climático, a través del impulso y reactivación de la Estrategia Canaria de lucha frente al cambio climático. Se están haciendo múltiples iniciativas por parte de algunos Cabildos como Gran Canaria, Tenerife o El Hierro, e incluso municipios como El Rosario en Tenerife están promoviendo interesantes proyectos medioambientales que conforman un pilar fundamental para afrontar los retos derivados del cambio climático.
Sin embargo, no dejan de ser iniciativas puntuales y algo asiladas, por ello, aún le falta a la Administración adquirir esa visión de integrar las políticas de cambio climático en su toma de decisiones diaria, pues no debemos olvidar que el cambio climático debe entenderse como un proceso multisectorial y multiescalar. Aún queda mucho por recorrer y uno de los primeros pasos que se debería desarrollar es la consolidación de un cuerpo normativo estable y funcional, a través del desarrollo de una Ley Autonómica sobre Cambio Climático, como es el caso de otras comunidades como Cataluña.
Me gusta pensar que cada año estamos algo mejor que el anterior, como comentaba antes se están desarrollando múltiples iniciativas, algunas de ellas tienen en consideración de una forma indirecta el cambio climático, otras lo afrontan de manera más directa como el Cabildo de Gran Canaria a través de la redacción de un Plan Insular sobre Mitigación y Adaptación. Lo realmente necesario y que le urge a Canarias es plantear una estrategia común y con financiación que lidere todas estas iniciativas tanto insulares como municipales, pues no debemos obviar la importancia del ámbito municipal pues las políticas de adaptación deben aplicarse y desarrollarse a escala local.
La lucha frente al cambio climático necesita muchos más compromisos de todas las partes implicadas en esta problemática. No debemos olvidarnos que se trata del principal problema medioambiental que enfrenta nuestra sociedad. A nivel internacional se dan pequeños pasos, es cierto que a nivel normativo poco más se puede hacer lo realmente necesario son los compromisos nacionales, con la reciente COP23 celebrada en Bonn, hemos visto como ya se empiezan a cuestionar los objetivos que se plantearon en París, por ejemplo con respecto a las emisiones de CO2, además uno de los puntos fundamentales se pospuso hasta la celebración de la COP24, la financiación, esto realmente no es todo lo positivo que uno desearía, las acciones a nivel nacional aún están muy lejos de lo deseable.
Si a esto le sumamos la salida de EEUU del acuerdo de París, una de las naciones que debería liderar la lucha contra el cambio climático, podríamos afirmar que internacionalmente estamos en standby y obviando las problemáticas que algunas comunidades están ya viviendo asociadas al cambio climático, como el ascenso del mar en determinadas regiones del Pacífico.
La universidad debe jugar un papel trascendental y de liderazgo en la lucha frente al Cambio Climático en las islas. En primer lugar, porque se trata de uno de los centros de investigación referencia en Canarias, donde existen muchos profesionales que trabajan diariamente la problemática del cambio climático, por ejemplo, investigando las tendencias de los parámetros climáticos, las posibles consecuencias, las distintas soluciones o sus implicaciones sociales. En segundo lugar, debe jugar un papel primordial en la difusión del conocimiento generado y asociado al Cambio Climático, pues cada vez es más necesario que la población tome conciencia real de la importancia de este problema. Y en tercer lugar la formación, es necesario seguir continuando y desarrollando los aspectos teóricos asociados al cambio climático en aquellos estudios de grado ligados estrechamente con este problema.
Los ciudadanos somos parte de la solución, es necesario que nos sintamos corresponsables de esta problemática, para poder así asumirla y tomar conciencia de ella. Cierto es que la Administración es la que debe liderar las grandes políticas de mitigación y adaptación, pero no podemos obviar que con pequeñas acciones y modificando nuestros hábitos diarios y de consumo podemos contribuir a reducir las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero). Un pilar fundamental para ser consciente de los efectos del cambio climático es la educación en materia medioambiental de nuestra sociedad, es la única manera de enfrentar en el presente un problema cuyos mayores efectos serán a medio y largo plazo. Y en esto la Universidad juega como comentaba con anterioridad un papel imprescindible.
Afortunadamente, a día de hoy, cada vez se tiene más en cuenta cualquier tipo de riesgo de origen natural en el desarrollo urbano, ya sean geológicos-geomorfológicos o climáticos. Es cierto que las problemáticas que en muchas ocasiones observamos cuando llueve están asociadas a épocas pasadas, donde la falta de planificación y ordenación del territorio ha desembocado en la génesis de multitud de problemas con cada episodio de precipitaciones moderadas o intensas, como las de febrero de 2010.
Sin embargo, las ciudades a través de medidas estructurales, han intentado paliar en la medida de lo posible los puntos negros que se detectan con cada fenómeno climático adverso. No obstante, esto no es de fácil solución ya que la configuración de nuestro territorio es muy compleja y es con la que debemos trabajar para mitigar las consecuencias e impactos de cualquier amenaza.
Del mismo modo, creo que no somos más vulnerables que años atrás, sino al contrario, se han hecho incontables mejoras de acondicionamiento urbano en muchos municipios canarios y sobre todo se ha desarrollado una excelente estructura de Protección Civil y Emergencias en Canarias, de la cual debemos sentirnos orgullosos, a día de hoy estamos mucho mejor preparados que por ejemplo diez años atrás para afrontar cualquier FMA, no obstante me consta que entidades como el Cabildo de Tenerife y Gobierno de Canarias están impulsado multitud de proyectos para seguir fortaleciendo todos los aspectos ligados a la reducción del riesgo de desastres.
Esta afirmación debe ser tomada con cautela, los análisis de precipitación son bastante más complejos de definir, es cierto que empiezan a evidenciar una tendencia hacia la concentración y la disminución de los totales pluviométricos, además de cambios en la estacionalidad. El previsible aumento de la concentración es algo preocupante en primer lugar por su influencia en la disponibilidad hídrica de las islas y en segundo lugar por sus implicaciones territoriales, asociada a un previsible aumento de inundaciones y los efectos sociales, económicos y ambientales asociadas a las mismas.
En esto debemos ser igual de prudentes que con las precipitaciones pues los estudios muestran un grado elevado de incertidumbre, asimismo se evidencian tendencias positivas en este incremento, con escenarios que van desde apenas unos centímetros hasta más de un metro, también muestran variaciones entre islas, siendo el ascenso del mar más acusado en islas como Tenerife o Gran Canaria que por ejemplo en Lanzarote o Fuerteventura.
Los principales efectos son muy evidentes y de fácil deducción como es la pérdida de parte nuestra franja litoral, siendo este sector uno de los principales atractivos turísticos de nuestras islas, con la presencia de nuestras playas, algunas de las cuales podría verse afectadas de forma notoria con los escenarios con peores pronósticos. En este sentido no estamos aún preparados y debería empezar a plantearse en ascenso del nivel del mar en determinadas acciones, por ejemplo, en la planificación de determinadas estructuras urbanas en las franjas litorales, como paseos marítimos.
Los espacios insulares por definición son más vulnerables que los espacios continentales, poseen una gran fragilidad ambiental, social y económica, con economías como la canaria muy dependiente del turismo. Es esto lo que hace que regiones como Canarias, deban ir un paso por delante en el desarrollo de sus acciones de mitigación y adaptación frente al cambio climático, en espacios como el nuestro el esfuerzo frente a la lucha contra el cambio climático debe ser si cabe mayor aún que en otros espacios.
La respuesta es sencilla: prevención y formación. El esfuerzo desde la Administración Canaria en materia de incendios ha ido incrementándose en los últimos años, sin embargo, aún se debe seguir fortaleciendo y aumentando los recursos destinados a ello. Existen campañas, por ejemplo, por parte del Cabildo de Tenerife encaminadas a fomentar la prevención y formación de aquellas poblaciones que viven en áreas con riesgo elevado de incendios forestales.
No obstante, no podemos obviar que hay un factor que es difícil de controlar en el desencadenamiento de un gran número de incendios forestales y es el antrópico, bien sean por que se trate de incendios intencionados o por imprudencias, esto es difícil de atajar, y la solución principal viene determinada por campañas formativas esencialmente. Asimismo, en esta línea tenemos que ser conscientes de la situación actual de nuestros montes y las actividades ligadas al mismo, pues las medianías sufren un abandono importante de las tierras agrícolas, las cuales deben de mantenerse limpias, y esto requiere voluntad de la Administración, pero sobre todo de los propietarios, este es un factor clave a la hora de reducir o mitigar los efectos y consecuencias de un posible incendio forestal.
Estamos viviendo un cambio de paradigma desde mi parecer, cada vez se invierte más en prevención y menos en la respuesta del desastre o emergencia, en la respuesta hemos alcanzado un nivel de desarrollo casi excelente esto hace que para seguir reduciendo el riesgo debamos afrontar la que ha sido la asignatura pendiente, la prevención. A día de hoy, la Administración es consciente de ello y se está trabajando e impulsando esta línea, el Gobierno de Canarias está trabajando en consonancia con el Marco de Sendai de la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres de Naciones Unidas (UNISDR), adoptando y potenciando gran parte de sus objetivos, focalizados generalmente en la prevención como herramienta central en la Reducción del Riesgo de Desastres.
Está comprobado que es mucho más económico invertir en prevenir que en el post desastre, es decir es más barato prevenir un incendio que extinguirlo, UNISDR cita que por cada dólar invertido en prevención se pueden ahorrar hasta siete dólares asociados a las consecuencias de un desastre.
La campaña sigue vigente e impulsándose por parte de las diferentes administraciones que se sumaron a ella (Gobierno Regional, Cabildos, Ayuntamientos y Universidad de La Laguna). En este sentido, el Gobierno de Canarias acudió a la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres celebrada en Cancún para exponer sus avances en la Estrategia Canarias Resilientes que se inició en el año 2014. Cabe remarcar que algunos cabildos como el de Tenerife han incorporado esta estrategia dentro de su Marco Estratégico de Desarrollo Insular (MEDI), asimismo entidades locales como Santa Cruz de Tenerife, Güímar, Agulo, El Rosario, San Juan de La Rambla y La Guancha, han incorporado aspectos asociados a esta estrategia en el desarrollo de sus Planes de Emergencia Municipales o PEMU.
Efectivamente se llegó a crear el pasado mes de abril en Lanzarote, actualmente se encuentra en sus primeros pasos, no obstante tiene un planteamiento inicial diferente a la extinta y en mi parecer exitosa Agencia de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, pues no está planteada con tantas potestades y autonomía propia para desarrollar ciertas funciones como la Agencia. Esto hace que exista aún cierta incertidumbre en el desarrollo de funcionalidades de este Observatorio, no obstante, hay que esperar un tiempo prudencial para valorar su funcionalidad y productividad.
Realmente me gustaría ser algo pretencioso y en base a la última pregunta, espero que el Observatorio para el Cambio Climático se constituya en la plataforma de todas las políticas frente al Cambio Climático en el archipiélago canario y que promueva el desarrollo de una Ley Canaria sobre Cambio Climático, para que Canarias pueda constituirse en un referente nacional frente a la lucha contra el cambio climático, pues debemos ser consciente que es el mayor reto que afrontamos como sociedad.
5 Comments
Una gran entrevista y muy interesante, aún queda mucho hacer en Canarias sobre Cambio Climático.
¡Muchas gracias, Ángel!
[…] Abel López: “A Canarias le urge plantear una estrategia común contra el cambio climático… […]
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