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La desaladora de Telde, por Luis Rúa-Figueroa

Luis Rúa Figueroa Aguas de Telde

La desaladora de Telde se ponía en marcha el 26 de febrero de 2000. Fue un día de intensa calima, pero que no deslució el acto en el que se habían congregado más de un centenar de personas, entre ellas las fuerzas vivas del municipio y un nutrido grupo de autoridades locales, insulares y del Gobierno Autónomo, al pie de la costa en el polígono industrial de Salinetas, en Telde, en unos terrenos que la empresa mixta municipal, Aguas de Telde, había comprado 2 años antes por 40 millones (de las entonces, todavía “actuales”) pesetas. Y es que se había convocado al personal al acto de inauguración y puesta en marcha de la primera desaladora del municipio, nada menos.

La desaladora de Telde cubría el 70% de la demanda

Esta infraestructura tan esperada y deseada, era capaz de suministrar al municipio, 10.000 m3 de agua al día, entonces casi un 70% del total de la demanda de Telde. Había costado más de 1.300 M de pesetas, de lo que 1.100 fueron financiados por Aguas de Telde y el resto por el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria. Fue ejecutada por la empresa Canaragua y garantizaba no sólo el suministro de agua, sino también, las garantías sanitarias necesarias para el consumo humano.

Fue un acto que no figuró en ninguna portada de los principales diarios de Las Palmas (no se podía competir con una gala de la reina y con un Madrid-Barca del día anterior) y, por supuesto, aún no existían portales digitales ni redes sociales que prestaran una mayor cobertura a tan relevante efeméride, pero fue un acto simbólico para este municipio que permitía a Telde entrar en el siglo XXI justo a tiempo. Eran los años del boom urbanístico, motivado sobre todo por la llegada a la mayoría de edad del otro boom, el “baby”, la explosión demográfica y los encantos de una costa maravillosa, a escasos minutos de la capital de la isla, hacían de Telde y de su costa un lugar magnífico para vivir, sin embargo, faltaba algo, una cosa sin importancia, una nimiedad. Faltaba AGUA.

Solución a los cortes de agua

Eran años donde la población, sobre todo de la costa, sufría cortes continuos de agua cuando no, suministro únicamente en determinados días de la semana. Existía un auténtico mercado del agua con una elevada componente especulativa; las requisas de agua a proveedores privados estaban a la orden del día y el suministro de agua no estaba garantizado. Por otro lado, el agua suministrada poseía unas calidades tan deficientes que hacían casi inviable su uso para el consumo doméstico e industrial, con unas concentraciones de sales muy por encima de lo recomendado por las autoridades sanitarias y que de hecho impedía su uso alimentario. Por aquel entonces, la Consejería de Sanidad había declarado el agua en Telde como “NO APTA” para el consumo humano, y esta circunstancia se repetía cada vez con mayor frecuencia, ya que, hasta entonces, el agua se extraía del sobreexplotado acuífero de la costa que ya presentaba síntomas de agotamiento y por la misma razón, padecía intrusión marina, convirtiendo sus aguas en salobres.

Yo mismo puedo dar fe de aquellas circunstancias; en aquellos años, mi familia tenía una casa en Salinetas y mis hermanos y yo gritábamos llenos de júbilo cada vez que mi padre o mi madre anunciaban con alborozo que “sentían” que estaba entrando el agua, las peleas por ir a la tina eran legendarias, sobre todo entre mis hermanas a la hora de lavar sus cabelleras. Por otro lado, el exceso de sales dejaba nuestras cabezas como si aún estuviésemos “ensalitrados” y su precipitación en los conductos, tupían termos y tuberías, cada vez de forma más frecuente.

Lejos quedaban los tiempos en que Salinetas era famosa por la calidad de sus aguas. Poseía, el pago, por aquel entonces, un afloramiento de aguas famosas para tratamientos para la buena digestión. El conocido y afamado “Manantial de Aguas Marchanas”, tal y como recoge el antiguo cronista de Telde, D. Antonio González Padrón, y del que presumo tenerlo, primero como profesor y luego como amigo, en su artículo “Telle la Fructuosa: sus fuentes y manantiales”, que recibía las visitas de hasta 100 personas diarias, sobre todo en las noches de plenilunio, en los años 50 del siglo XX hasta que finalmente, la fuente se secó.

La desaladora, una necesidad para Telde

Volviendo al origen del problema, la única solución del agua en Telde para cortar de raíz, tanto la escasez de suministro, como la mala calidad de ésta era la que ya barruntaban los expertos de aquella época y que tenía en vilo a la Administración Local: Telde necesitaba urgentemente una desaladora de agua de mar. Desde hacía décadas, Canarias era un nicho de experiencias en la tecnología de desalación de agua marina, contando con infraestructuras que ofrecía casi todo el espectro de tecnologías disponibles y que conformaba un excelente laboratorio de pruebas para el resto del mundo. Canarias era pionera en el desarrollo de tecnologías asociadas a la desalación de mar y Telde tenía que seguir esa estela si quería seguir prosperando pues era la única manera de conseguir el recurso.

Sin embargo, no fue sencillo. En los años 90, el boom urbanístico no era exclusivo de Telde. Las Palmas de Gran Canaria, también sufría en sus carnes el desabastecimiento de agua; la evolución de la población no había sido acompañada de un crecimiento ordenado de las infraestructuras y también la capital sufría restricciones en el suministro de agua, a pesar de contar ya con una desaladora de agua mar. Era necesario ampliar la capacidad de desalación para el suministro a Las Palmas de Gran Canaria, de ahí que, en esa década, hubiera dos desaladoras en marcha y otra, “Las Palmas III” pendiente de entrar en funcionamiento. Problemas con las obras de esta última, dinamitaron el acuerdo alcanzado en 1991 entre el Ayuntamiento de Telde y Las Palmas para explotar en común la desaladora “Las Palmas I” que pretendía ampliarse hasta los 34.000 m3 diarios con un coste de 7.000 millones de pesetas y que pasaría a denominarse “Las Palmas-Telde”.

Fueron años convulsos, donde ambos municipios pronto vieron superadas sus necesidades iniciales que dieron fruto a aquel acuerdo y hacía tremendamente complicado, en la práctica, un consenso para la gestión de “Las Palmas-Telde” por ello el Ayuntamiento de Telde, en lo que se demostraría después como una sabia decisión, optó por ejecutar una desaladora propia en el municipio y ese fue el germen del acto que culminó ese 24 de febrero con la inauguración de la planta.

Terrenos en Salinetas

Después de muchas vicisitudes e innumerables trámites administrativos y trabas burocráticas, se eligieron unos terrenos al pie del litoral salinetero, pertenecientes a la CINSA, la otrora compañía productora de fosfatos y abonos, que salpicaba la costa de entonces con todo un mosaico de vivos colores, a modo de los célebres azulejos de Mogán solo que generados de una forma menos prosaica. Del mismo modo, se eligió la forma de captar el agua, a través de varios pozos de captación y no una toma abierta, lo que en el futuro fue orto acierto, pues garantizaba una mayor seguridad frente a vertidos por accidentes en la costa y por último hubo de elegirse la tecnología a emplear para desalar el agua. Por aquel entonces, como digo, el catálogo era amplio y finalmente se escogió la ósmosis inversa que a la postre se impondría  como la tecnología dominante por su fiabilidad y eficiencia frente a otros procesos.

Con el acto con el que abría este artículo, se ponía fin a una larga historia de lucha, de tenacidad, de compromiso y de verdadero servicio público, gracias también a una colaboración público-privada que dio sus mejores frutos, logrando de esta forma, solucionar los innumerables problemas de abastecimiento de agua que sufría Telde y colocando al municipio en la senda del siglo XXI.

Evidentemente, la desaladora de Telde, no lo es todo, es tan sólo una parte de un conjunto mayor, además de la infraestructura principal, también era necesario un sistema de distribución de agua eficiente, capaz de almacenar agua para varios días en caso de necesidad, tuberías capaces de transportar esos caudales y estaciones de bombeo que elevaran el agua recién desalada hasta los diferentes núcleos de población del municipio, pero esa es otra historia.

Por Luis Rúa-Figueroa Rodríguez |   @LuisRuaACDC

Aguas de Telde GIS SA

Luis también escribió “Sacrificio“.

Desaladora de Telde

Fuente imagen | Teldeactualidad

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