En un reportaje que publicó hace unas semanas El País, titulado “El paraíso canario donde acaba nuestra basura”, alerta del peligro que ocasionan los plásticos en la isla de La Graciosa, y la dificultad que supone pararlos.

La Graciosa sufre el “ataque” de la contaminación por plásticos

Como bien apunta el diario El País, una de las grandes plagas del siglo XXI —la que ha desencadenado el hombre con el uso desaforado de plásticos a partir de los años cincuenta— también se ha instalado aquí en Canarias, en el parque marítimo terrestre más importante de las Islas Canarias y la reserva marina más grande de Europa, convirtiéndose en uno de los basureros naturales más maltratados del planeta.

El Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (conocido por JRC) realizó en 2016 un completo análisis de la basura de las playas europeas. Y la conclusión era que el 84% de los residuos encontrados eran plásticos.

¿Por qué la playa de la Lambra?

Durante un año, entre 2015 y 2016, la doctora en Biología Alicia Herrera y otros miembros de su equipo visitaron dos veces al mes las playas de Famara (Lanzarote), Lambra (La Graciosa) y Las Canteras (Las Palmas) para recoger muestras de microplástico. La más contaminada de todas ellas, es sorprendentemente, la menos transitada, la de Lambra, en La Graciosa. El informe señala que el 52,7% de las muestras recogidas en la arena eran de fragmentos plásticos y el 35,6% de petróleo. El principal motivo, su ubicación. Ubicada al noroeste de La Graciosa, y al norte de Canarias, las mareas hacen llegar hasta la zona todo tipo de residuos.

Más de 20.000 kilos de residuos por temporada

“Cada temporada de voluntariado se recogen entre 4.500 y 6.000 kilos de basura de todo el parque”, señala Alexis Rivera, biólogo y técnico de la organización ecologista WWF en las Islas Canarias. Se suman a los más de 20.000 kilos que el Organismo Autónomo de Parques Nacionales recoge por su parte. Este ente, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, es propietario del 98,5% de las 2.689 hectáreas que ocupa la isla de La Graciosa. Es decir, el Estado es el dueño de toda la isla, salvo los dos núcleos urbanos en los que residen unas 700 personas de forma permanente.

El microplástico se incorpora a la cadena alimentaria

Cada marea arroja sobre las playas de Canarias hasta 120 gramos de trocitos milimétricos de plástico por metro cuadrado de arena, testimonio de unos niveles de suciedad en los océanos que inquietan, porque el plancton puede incorporar esa basura (y sus contaminantes) a la cadena alimenticia.

Diversos estudios llevan advirtiendo desde hace años de que los océanos están llenos de miles de toneladas de plástico que tardan décadas en degradarse y que, con frecuencia, matan de forma lenta y cruel a aquellos cetáceos y tortugas que se los comen pensando que se trata de calamares o medusas, porque les obstruyen el estómago. Y pueden llegar a causar daños cerebrales.

Medidas europeas contra el plástico

España ya ha aprobado el decreto que impide que se entreguen gratuitamente bolsas de plástico en todos los comercios —una medida que ya aplican otros países de la UE—. La Comisión Europea aprobó en enero su estrategia sobre residuos plásticos y ya ha anunciado nuevas medidas para limitar el consumo de los plásticos de un solo uso. El objetivo último, según reconoce la Comisión, es reducir los desechos plásticos que terminan dañando los mares y paraísos como La Graciosa.

May Gómez: «Cada bolsa de plástico y cada botella que dejemos de usar cuenta»

Fuente: elpais.com, canarias7.es