Ya no es cuestión de modas ni de la opinión de unos pocos, ni siquiera se trata de una elección al capricho de las empresas: el concepto de sostenibilidad ha llegado para quedarse. Ser sostenible ya es una exigencia y las corporaciones deben trabajar para ser un elemento tractor del sistema en esta transición, adaptando su modelo de negocio a una nueva realidad que permitirá atraer inversores, crear oportunidades aún inexistentes, e incluso traer consigo eficiencias del lado de los costes.
En la actualidad, con el parón mundial originado por la pandemia del Covid-19, se ha puesto de manifiesto que nuestro planeta está siendo el gran beneficiado de esta situación. Esto nos debería hacer reflexionar si la manera en la que hasta ahora hemos hecho uso de los recursos naturales que la Tierra nos ofrece ha sido la idónea. Un ejemplo claro que muestra que debemos modificar nuestros hábitos de vida es el hecho de que, según un estudio de la ONG medioambiental Footprint Network, en, únicamente, los primeros 210 días de 2019, se agotaron los recursos naturales (madera, minerales, depósitos de agua subterránea, gas natural, etc.) que el planeta regenera en todo el año[1], lo que significa que estamos hipotecando nuestro futuro y el de la Tierra.
Ilustración 1.- Número de países necesarios para cubrir la demanda de sus respectivos habitantes
Para ser conscientes del impacto que tiene nuestra actividad en el planeta, solo es necesario prestar atención al efecto que está teniendo la parada casi completa de la actividad industrial debido a la crisis sanitaria actual:
Ilustración 2.- Ranking emisiones CO2 por países
Ilustración 3.- Comparativa de emisiones de NO2 (1015 moléculas/cm2)
Mientras tanto, la biodiversidad se recupera a niveles históricos en muchos entornos, mejorando con ello la calidad del aire y del agua.
Siendo conscientes de esta realidad, y sabiendo que en tiempos de crisis profundas se abren nuevas ventanas de oportunidad al cambio, es necesario que las empresas aprovechen este momento para impulsar una transición hacia modelos económicos y sociales apoyados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Está quedando demostrado que el estilo de vida que teníamos hace apenas unos meses, aunque pareciera estable, no era sostenible para una economía y una sociedad totalmente dinámicas. Este puede ser el momento preciso para tomar distancia de la realidad anterior y rediseñar la operativa del mundo empresarial, repensar cómo la cadena de suministro puede reducir las emisiones de efecto invernadero y en definitiva, estimular prácticas empresariales más sostenibles.
En esta reflexión es coherente pensar que tiene cabida una transformación en el modelo y la estructura de las empresas, sin perder de vista las siguientes cuestiones:
Empezar por uno mismo
Si bien es cierto que estamos cada vez más concienciados sobre la importancia de proteger el medio ambiente, aún queda mucho trabajo por hacer.
Cada uno de nosotros debe modificar sus hábitos hacia prácticas más sostenibles, donde el reciclaje, la instalación de luces LED o las cisternas de doble descarga son ejemplos de acciones simples, baratas y eficientes que nos permiten aportar nuestro grano de arena en la reducción del impacto medioambiental global.
En cuanto a las empresas, su primer objetivo debe enmarcarse en la definición de un plan estratégico de desarrollo sostenible propio que defina las pautas y objetivos necesarios para reducir el impacto medioambiental y priorizar en aquellos aspectos clave según el sector. Es necesario trabajar hacia un modelo de gestión eficiente y sostenible de los recursos apostando por las energías renovables, la automatización y control de los consumos, la digitalización y la economía circular.
La capacidad de innovación es una cuestión de supervivencia
Con el objeto de sobrevivir en un mundo cambiante y cada día más complejo, el ser humano ha precisado desarrollar la capacidad de responder a las necesidades exigidas por un entorno en constante movimiento.
Para poner remedio al que es hoy en día el mayor desafío que tiene el ser humano, la crisis ambiental, a continuación se muestran dos ejemplos de acciones que se han estado tomando hacia la eficiencia y la reducción de emisiones:
Ilustración 4- Media de emisiones de CO2 Parque de vehículos
Estos son ejemplos que muestran que ya se lleva años trabajando e innovando en búsqueda de una mejora en la eficiencia de todos los procesos industriales.
Aunque la situación actual nos exige dar un paso más y para ello es necesario que las empresas apuesten por la digitalización y la sostenibilidad, es importante que confiemos en el ser humano. No es la primera vez que nos encontramos en una situación tan delicada como la actual, y con ingenio, esfuerzo e innovación seremos capaces de diseñar un futuro sostenible.
No cometamos el mismo error de Malthus, confiemos en el ser humano y en su capacidad de superar los retos y solucionar los problemas a los que se enfrenta.
Es el momento de cambiar: somos capaces.
Por Carlos Villalobos Díaz | Madrid
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[1] https://www.footprintnetwork.org/2019/06/26/press-release-june-2019-earth-overshoot-day/
[2] https://www.eia.gov/outlooks/steo/data/browser/#/?v=5&f=A&s=0&maptype=0&ctype=linechart
[3] https://so2.gsfc.nasa.gov/no2/no2_index.html
[4] https://www.eea.europa.eu/data-and-maps/daviz/average-emissions-for-new-cars-5#tab-chart_1
[5] https://www.ree.es/es/datos/generacion/estructura-generacion